domingo, 12 de febrero de 2017

DIRECCIÓN PÚBLICA, GOBERNANZA Y VALOR PÚBLICO: NO HAY DOS SIN TRES PERO LA PRIMERA, PRIMERA ES.

Sin lugar a dudas, la óptima confluencia de dirección pública y gobernanza implicará, por lo general, un resultado caracterizado por un relevante valor público. Asimismo, la concurrencia de éste y gobernanza llevará implícitamente aparejada una dirección pública más que acertada, la cual, unida a un clima de gobernanza, también invita a deducir la existencia de una acción política cuyo resultado deparará con total seguridad un alto valor público.

Así pues, si bien la relación entre dirección pública, gobernanza y valor público nos lleva a concluir que no hay dos sin tres, la secuencia de estos elementos no es simultánea, de modo que el valor público será el producto de una acción política impregnada por la gobernanza, la cual, a su vez, es el resultado de una decisión política ejecutada y moldeada de forma acertada por el titular de una competencia directiva pública. Por tanto, la correcta elección de la persona responsable de dicha actividad directiva se torna fundamental, pues velará por la implementación de la acción política desde el prisma de la gobernanza, garantizando así un elevado valor público en el resultado de la misma.


Personalmente, considero que no existen unos criterios o estándares prefijados que ayuden a la idónea elección de la persona que ha de desempeñar la función directiva pública. Ni la profesionalidad de la misma, ni el vínculo de confianza con el poder político son elementos exclusivos a valorar, pues, en mi opinión, sólo la acertada concurrencia de ambos permitirían augurar una elección acertada. En cualquier caso, si bien ambos factores han de ser considerados, también estimo que no han de serlo en la misma proporción, debiendo preponderar, ante todo, la capacidad técnica y profesional del sujeto elegido, pues éste, con el desempeño de su labor, logrará incrementar la confianza en su persona, relación inversamente proporcional a la que depararía una elección basada exclusivamente en la confianza, ya que ésta iría paulatinamente decreciendo conforme el individuo seleccionado, con su escasa pericia, desarrollara la actividad directiva encomendada.  

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